Margarita Martínez Gabaldón - Docente FP de Junta de Extremadura - Mujeres que Inspiran 2023

Margarita Martínez Gabaldón – Informática de formación, docente por vocación, apasionada del PNL y el Deep Learning

Margarita, a nosotras nos inspiras, ¿quieres presentarte?:

Soy Margarita Martínez Gabaldón, saqué mi plaza de funcionaria de carrera como profesora en Extremadura en 2018, y desde entonces imparto clase en el IES Extremadura de Mérida y vivo aquí.

Soy graduada en informática, dedicada a la docencia desde los 22 años y desde hace tres comencé a trabajar con IA dentro de clase para intentar unificar conceptos propios de mi materia con temas actuales que les importan y hacer del aprendizaje un proceso significativo y transformador.

Realicé un proyecto con mi clase de FP Básica que consistía en diseñar una aplicación móvil que analizara comportamientos sanos y tóxicos dentro de una relación adolescente haciendo uso de un modelo clasificador de sentimientos hecho con IA. El modelo fue entrenado a través de prototipos recogidos por los propios alumnos, por lo que era un «cerebro» entrenado por adolescentes. Recibimos el premio a la mejor aplicación de creación propia en la feria SIMOEDU y el premio INNOTECH en su 3º edición.

A raíz de eso, realicé el Máster en Investigación en Ingeniería y Arquitectura en el CUMe y realicé mi trabajo final investigando el procesamiento natural del lenguaje y programando diferentes modelos de análisis de sentimientos. Este es el campo de la IA que más me interesa en estos momentos y me gustaría seguir trabajando en él a través del programa de doctorado.

¿A qué querías dedicarte?, ¿Por qué elegiste tu profesión?, ¿Te imaginabas desarrollando el trabajo que realizas hoy?:

Siempre pensé que trabajaría en una gran empresa manejando ordenadores, sin embargo, una profesora en el último año de mi primera carrera (ITIS) me dijo que se me daba bien explicar las cosas a mis compañeros, que por qué no probaba la docencia. Además, me aseguró que las nóminas de mis compañeros serían mucho más altas que las mías y que mi camino para que simplemente se me considerara igual dentro de la empresa privada sería bastante más duro. Ella me daba economía. Así que me animé a hacer el CAP y probé a dar clase, y me encantó.

Nunca me imaginé dando clases, sin embargo, es una profesión que me encanta y que me permite estar en continua formación y seguir aprendiendo tanto de mis alumnos como de mis compañeros.

Háblanos de tus logros y de las dificultades que has encontrado en tu carrera profesional:

Hice ingeniería técnica en informática de sistemas (ITIS) en tres años, fui de las pocas personas que lo consiguieron con el proyecto incluido. Sin embargo, durante la carrera normalmente en los grupos de prácticas siempre me asignaban las tareas de redacción de memorias, mientras ellos montaban circuitos, equipos, redes o programaban. Solo lo hice en tareas que estaba sola o si trabajaba con mi mejor amigo, el cual conozco desde que somos pequeños.

En primero estábamos 4 chicas, el resto de cursos me encontré sola de chicas en la mayoría de mis clases. Después mientras daba clase, me gradué en informática en Zaragoza.

Di mi primera clase en secundaria con 22 años, pero siempre que entro a un aula se me evalúa. No es hasta que pasa un tiempo con el grupo o llevo tiempo en un centro que se considera competente en mi materia. Si hay un compañero y yo, siempre se supone que él sabe y yo no. Las preguntas de normativa se dirigen a mi, las de componentes hardware y software, a él.

Mis aulas suelen estar llenas de chicos (he dado tecnología en ESO, tecnología industrial en bachillerato e informática en ambos niveles; actualmente doy clases den Formación profesional). Cuanto más sube el nivel, menos presencia femenina me encuentro.

He sido jefa de estudios adjunta durante dos años, y muchos años tutora o jefa de departamento. Había familias que te gritaban pero si un compañero hombre aparecía, se apaciguaban. El comentario «mujer y joven» como un problema a la hora de enfrentarte a una clase por parte de compañeros lo he oído mucho. Nunca «hombre y joven». También me he encontrado compañeros babosos que te decían cosas fuera de lugar.

He escrito un libro profesional «Gestión de contenidos web» para Paraninfo. He hecho formación para compañeros de trabajo de uso de las TIC para su labor docente. He ganado varios premios en SIMOEDU por la app AmorSano: Mejor Recurso Digital de Creación Propia: App AmorSano: reconoce si tus relaciones son sanas o tóxicas III PREMIO INNOTECH EDU 2021.

También he realizado una ponencia en SIMOEDU 2022 junto a mi compañera de proyecto por nuestra radio educativa onda7sillas, que se trata de una radio educativa que intenta ser inclusiva gracias a la emisión de los programas en audio y video subtitulado y en lenguaje de signos. Mi labor dentro del proyecto que arrancó en 2019 y sigue en marcha es la parte de community manager además de la redacción de guiones.

Actualmente soy responsable del proyecto Erasmus+ de mi centro cuyo objetivo principal es que los alumnos del centro y de otros que forman el consorcio salgan al extranjero a realizar sus prácticas en empresa.

He hecho el máster en investigación en el CUMe de Mérida, que he finalizado en septiembre de este año con una nota media de 9,55. Durante mi instrucción de este máster, no tuve ni una profesora que fuera de los departamentos afines a mi titulación. Las dos profesoras que tuve una era de estadística y otra de lenguas extranjeras. El principal grupo de investigación de Extremadura, el cual me presentaron, no tiene ni una mujer, las que hay son la auxiliar de administración pero ninguna procede de ingeniería. Cuando se lo comenté al profesor me dijo que no se había dado cuenta de eso, pero no hubo más comentarios.

Desde que me decidí a entrar en el mundo de la ingeniería, siempre la sensación ha sido: si eres chico, sabes porque sabes; si eres chica, bueno, vamos a ver qué sabes. O demuestras ser la mejor, o no sabes nada. Es como que tienes que ganarte tu sitio. No se te permite ser, simplemente.

¿Qué consejos y sugerencias podrías hacernos?:

Necesitamos compartir experiencias para que aquellas que lo están viviendo o lo han vivido lo reconozcan. Desde mi punto de vista, no fui consciente del daño que me hacía esta discriminación que se hace de una forma natural, no consciente. No sabes por qué de pronto, si eras buena, ya no eres buena. No eres válida. Merma tu confianza, y no entiendes por qué. Hasta que hablas con otras que han pasado lo mismo que tú, entiendes lo que has pasado. Ese punto hay que abordarlo, porque a veces no puedes verbalizar por qué tienes esa sensación que te acompaña durante tu carrera.

Pero desde la asociación se puede brindar hablar con gente que vive (porque, tristemente, creo que esto será así durante toda nuestra carrera profesional) lo mismo que tú y no dar voz a quienes no lo entienden e invalidan lo que sientes. Ayudar a entenderse y ponerle nombre.

También me resulta curioso que todos los gadgets que se inventan y a los que les damos órdenes tienen nombre de mujer. Una vez leí que es que nos resultaba más sencillo dar órdenes a una mujer, me pregunto cuántos cerebros de mujer hay detrás de esa afirmación. Además, si hablar esto en un entorno hostil, te dirá que ya estamos con las tonterías. El lenguaje no es una tontería, las palabras dan forma a las ideas que hoy en día rigen nuestra sociedad. Por eso me fascina el lenguaje y su procesamiento mediante técnicas avanzadas de deep learning, se aúnan dos mundos que siempre me han gustado: la lengua y la informática.